jueves, 20 de noviembre de 2008

Inspirado en un cuento que no recuerdo

-¿A qué te dedicas Viejo?
-Compro golosinas que luego vendo en el tren, así he logrado formar una familia, con auto familiar.
-No te creo. ¿Qué es lo que haces viejo?
-Tienes razón, no hago eso. Robo flores de los jardines alegres, para sacarles el perfume. Luego perfumo a los olorosos, quienes me brindan su dinero. De esta manera, he logrado construir una casa de tres pisos.
-Vamos, estás mintiendo, dime que te da de comer, pues que esto no es.
-Estás acertado. Lo único que hago de mi vida es arrebatar árboles ajenos para sacarles las raíces, y dárselas a los excéntricos comensales que pagan muy bien. Sólo así logré viajar tantas veces.
-Sabes muy bien que no te creo. Ya estoy bastante enojado viejo, dime de una buena vez que te alimenta.
-¿Enserio quieres saberlo?
-SI
-Capturo jóvenes, y les quito el vientre, el corazón, o lo necesite algún viejo ajado. Tomo su carne y la envuelvo en papel de regalo. Luego la llevo a quien me la compre. Sólo así he logrado pagar tus servicios cocinero.
-Pues te creo –dijo llorando- ¿Tú has vendido a mi hija?
-No, fuiste tu quien la cocino en aquel sabroso estofado con el que nos deleitamos, tomando ese vino mendocino que trajo tu hermano el pasado martes.