viernes, 2 de enero de 2009

EL HOMBRE AZUL

Entre el rechinar de calaveras
camina el hombre azul.
Huele el cielo aterciopelado
mientras dibuja sonrisas ajenas con las estrellas.
La llora, la des-toca, la des-huele,
pero no la olvida.
Mientas se inyecta su sal en la sangre,
va dejando el metal que alguna vez tuvo.
Ya lo había dejado de usar, pero ahora,
lo pondrá en una bolsita, y colgado lo dejará
para que lo coman los chacales.
Para que, aunque quiere volver a buscarlo,
no lo encuentre.
Veo desde infinitos años, a este hombre azul.
Siempre atascando su enmarañada barba
entre las raíces del tiempo.
La única intensión es dolerla,
pero nunca velarla.
Hace tanto que lo veo llorando polvo
que no sé bien quién es.
Si es él, o es un mí. Creo que es el pasado común
el que nos fraternizará los destinos.


Creo que me pintaré la piel de azul,
Azul oscuro.